miércoles, 6 de septiembre de 2006

MELANCOLÍA



Desolado (Pastora)


"...Solitos por la calle … por la calle desidia …Que es dónde se pierden los niños que no van de excursión"

Llevo tres días perdida por esa calle, desidia. Sola y de-sola-da. Después del reencuentro con mi caballero andante, que al parecer tiene demasiadas batallas que lidiar en su día a día para conseguir grandiosas gestas profesionales y afectivas, lo que le impide dedicarme más tiempo y afecto que el necesario para cubrir nuestras necesidades físicas, el desencanto hizo mella en mi ánimo (últimamente difícil de abatir).

"El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla" (Joan Mayans, antropólogo)

Y esa verdad puede ser esperanza o una gran desilusión. Es mi sino, siempre me embarco en pasiones equivocadas. Menos mal que soy inteligente, agradable físicamente, sensual, sexual, independiente, tengo una vida sin problemas graves, sentido del humor, soy buena madre, excelente amiga, tolerante, mente abierta, creo que rallando ya el colmo de la dilatación. (todo esto lo he sacado de declaraciones masculinas). ¿Qué es lo que me falta para que un hombre llegue a valorar ese ser divino que soy? (porque lo soy, y de eso estoy cada día más convencida).

Por otro lado se me presenta otro dilema. ¿Qué tipo de relación quiero, o cuál no quiero? En cuanto a lo que quiero no está definido, al igual que mi mente estoy abierta a múltiples posibilidades, según con quién, cómo y cuándo, pero sí puedo marcar mis límites partiendo de lo que sé que no quiero.

No quiero una relación en la que me sienta una de esas sirenas brasileñas de las que os hablaba en un post anterior, con alguien que sólo busca un paraíso ocasional para huir de la realidad de vez en cuando. Aún en una relación puramente sexual, he descubierto que ya no me sirve, como en otros momentos de mi vida, simplemente con follar. El ver que una vez terminado el asunto desaparecen las miradas de deseo ( y las que no son de deseo se pierden también en el infinito), de admiración, las risas, hasta la conversación, que aquel desconocido antes de dejarte físicamente ya te ha abandonado por su otro mundo en su mente, es realmente desalentador y hasta insultante. Así que desde aquí les digo a mis amantes que quiero risas, caricias, respeto y valoración antes, durante y después de fornicar, dure lo que dure la relación: una hora, un día, una semana, un año o una eternidad.

El mundo interior (Pastora)

3 comentarios:

KAMELAS dijo...

Vamos, que tu lo que quieres es dejar de ser princesa ..

...para que te traten como a una reina !!!

Un besazo

Anónimo dijo...

"...La vida nunca nos da calabazas, sólo oportunidades para aprender a apreciar quiénes somos, reconocerlo y elevarnos por encima de la ceguera de los demás..."

Juan Haldudo dijo...

Quizá antes de vivir con alguien deberíamos aprender a vivir sólos. La mayoría de nosotros, creo, vivimos rodeados de gente: amigos, hijos, padres, maridos, esposas, amantes... lo cuál es cojonudo pero son todos pasajeros en nuestra vida. Y estar tan rodeados no siempre nos deja ocasión para recrearnos en nosotros mismos, para conocernos y reconocernos. Y se nos olvida que primero hemos de encontrarnos a nosotros mismos antes de buscar a otro.
Y si la vida te da calabazas, haz arrope, cabello de ángel o un guisote con ellas. Te lo dice un experto en recogerlas... ;-) :-D
Un besote.