martes, 31 de octubre de 2006

DE VUELTA A TU MIRADA

Autumn in the village (Marc Chagall)

"Ahora que empecé el día
volviendo a tu mirada
y me encontraste bien
y te encontré más lindo
ahora que por fin
está bastante claro
dónde estás y dónde
estoy
sé por primera vez
que tendré fuerzas
para construir contigo
una amistad tan piola
que del vecino
territorio del amor
ese desesperado
empezarán a mirarnos
con envidia
y acabarán organizando
excursiones
para venir a preguntarnos
cómo hicimos"

Lovers go home (Mario Benedetti)


Especialmente dedicado a mi indiecito argentino con sabor a mate

jueves, 26 de octubre de 2006

CON EL CORAZÓN EN UN PUÑO (II)


Buscando inspiración para amenizar mi vida sexual y dejar que se manifieste mi lado más oscuro haciendo hueco al vicio y la perversión, me tropecé con el BDSM (Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión, y Sadomasoquismo), que consiste en lo siguiente: una persona, que normalmente recibe el nombre de amo o ama, lleva las riendas del cotarro mientras la otra, llamada sumiso o sumisa, le cede todito, todito el poder.

Una vez dijo Thomas Jefferson que "el poder no cautiva a las mentes puras". ¿Y hay alguien que quiera ser puro? Y mucho menos en mi monarquía absoluta y totalitaria donde es de obligado cumplimiento el culto al poder de mi látigo.

Pero para evitar convertirme en animal de costumbres, decidí cambiar los roles y buscar alguna experiencia en la que yo fuera la sumisa. Algo que me llenara plenamente. Y haciendo un arduo trabajo de investigación encontré lo que buscaba: el fisting vaginal, qué mejor para llenarme que un puño dominador. Había oído hablar de esta práctica y del tremendo placer de sentir como una mano enterita entra en las profundos abismos de tu ser. Pero cuál sería mi sorpresa e indignación cuando al leer todo lo relativo a consejos, herramientas y técnica del fisting me doy cuenta de que eso ya me lo habían hecho. ¡Y sin mi consentimiento, ni siquiera con conocimiento de causa! Una de las reglas para una buena práctica del BDSM es que el juego se basa totalmente en el consenso, pero aquí se lo habían saltado a la torera. ¿Y dónde mejor para hacer caso omiso de lo que opina o necesita el sumiso-paciente? En un hospital, por supuesto.

Hay noches estrelladas en las que todo se te viene encima (o abajo, que es peor), no tienes nada que hacer y empiezas a sentir cosas inexplicables que te hacen sentir rara, con ganas de que te hagan algo reconfortante. Lo ideal en estas ocasiones es irte a urgencias.

En una de esas noches-festivas me cogí sin más mi bolsa de aseo y a mi ex-rey-consorte y allá que nos fuimos. Llegamos sobre las cinco de la madrugada, aquello parecía un hospital fantasma. Después de dar unas cuantas vueltas de reconocimiento encontramos a alguien con bata blanca que nos dispensó un relajado y tranquilo recibimiento.

Princesa.- Pues mire usted, señora-enfermera, que es que siento algo así como una gran laxitud en la zona de la entrepierna.

Enfermera.- ¿Física o moral?

Princesa.- Pues yo diría que ambas dos. El caso es que de repente todo se tensa en un retortijoncillo para volverse a laxar.

Enfermera.- Pues has venido al sitio adecuado, nena. En estos casos siempre es conveniente que alguien allegado a la paciente forme parte del equipo, así que si no te importa podría acompañarnos tu macho-rey-consorte como punto fuerte de a-poyamiento.

¡Qué contentos nos pusimos mi ex-rey-consorte y yo! Habíamos caído en buenas manos, por lo visto esta señora-enfermera era una experta-enfermera-profesional-de-la-cofradía-del-puño.

Para empezar es imprescindible estar muy, muy limpita, por dentro y por fuera, y muy lubricadita, así que durante más de 12 horas nos dedicamos a los necesarios juegos previos: un enema por aquí, un tocamiento por allá (un poco más abajo por favor) despacito, lentito. Masajes varios, otro enema. Oiga que me voy por la pata-abajo. Mejor, mejor, no conviene encontrarse obstáculos en el camino. Fue en el momento en que empecé a lubricar cual cataratas del Niágara cuando decidieron por fin intervenir. Por el pasillo llegó el equipo médico: Ariana, una warri-enfermera-tipo-Benny-Hill que hizo que se le erizasen los bigotes a mi ex-rey-consorte, y Berta la típica enfermera-sexy-sadie aprovisionadas de todo el material necesario para la intervención: unos guantes de goma hasta el codo, que siempre dan un toque de elegancia y contribuyen a una entrada y salida fluidas, un buen foco (se necesita ver lo que se está haciendo) y litros y litros de lubricante (cuidado con los aceites y los lubricantes a base de petróleo que pueden dañar las mucosas internas, ¡que os veo venir!). Mi ex-rey-consorte tuvo que ponerse un traje adecuado para la ocasión y llevarse consigo todas las herramientas necesarias para el a-poyamiento-correcto: una camilla provista de arneses con estribos. Daba saltitos de alegría como un niño, es que le encanta lo de jugar a los médicos (para un aquí te pillo aquí te mato sin los adecuados accesorios de bondage, os podéis apañar con unas cuantas almohadas apiladas. O mejor aún, para un aquí te pillo aquí te mato olvidaos directamente del fisting. En este caso lo más indicado es la postura "desde aquí se ve mi casa". Pero esto lo dejo para otra sesión).

Entramos en una sala en penumbra para mayor intimidad e impedir que la sumisa (osea yo) perdiera la concentración, el foco ya haría su función de ayuda espeleológica. Una vez depositada en aquel artefacto con suma delicadeza por mi ex-rey-consorte, éste me cubrió las espaldas poniendo mucho empuje en ello, mientras que las dos warri-enfermeras-sadie se encargaron de las zonas bajas. Como buena profesional, empezó acariciando mis labios y zonas aledañas a mi clítorix para ir introduciendo poco a poco primero un dedo, luego dos, tres y hasta cuatro. Mis piernas temblaban y me faltaba la respiración.

- Respira mi amor. No dejes de hacerlo. Ven hacia mí, deja que entre y te haga mía.

Entre gemido y gemido soltaba el aire con cada movimiento enérgico que hacía ella. Eso me ayudaba a relajar los músculos. Me sentía totalmente atontada. No sabía si aquello era dolor bueno o malo, porque ambos existen, sólo deseaba que entrase hasta el fondo, que llegase ya. Mi ex-rey-consorte. aferrado a mis pechos, estaba petrificado viendo como se manejaba aquella mujer abriéndose camino hacia mi interior con su puño. La excitación le dominaba, mientras yo le pedía con ansiedad que me ayudase a empujar más para facilitar la brillante llegada y salida de aquella mano que era el centro del universo en ese momento. Ella, sabiamente, alternaba cada empujón con momentos de absoluta inmovilidad largos e intensos, para disfrutar plenamente de ese momento sagrado. Mientras tanto la otra warri-enfermera no dejaba de allanar el camino con abundante lubricante, de procedencias variadas. Fue en uno de esos arrebatadores espacios de tiempo cuando percibí una expresión de camino entre el terror y la extrañeza.

- ¿Pero qué es lo que hay aquíiiiii? Parece...parece....¡una bola con un cordón totalmente enredado a su alrededor! No consigo desatarlo....

Con la mirada ordenó imperiosamente a su compañera que fuera a buscar ayuda más experta. Mientras tanto por mi cabeza pasaron miles de posibles causas: ¡virgencita-del-amor-hermoso! ¿No se me habrá olvidado sacarme las bolas chinas? Mira que me lo tiene dicho mi ex-rey-consorte, mira primero antes de meterte el tampax. Siempre he sido muy distraída y aquello parecía una especie de cajón-de-sastre. Seguro que el cordón del tampón todo hinchadito se ha enredado en las bolitas.

En esto estaba cuando regresó nuestra compañera orgiástica con una descomunal hembra de color.

- Es todo lo que he podido conseguir. Los doctores están muy ocupados haciendo una huelga. No te preocupes, lo has visto hacer muchas veces. Ánimo, tú puedes.

- Haz lo que tengas que hacer pero no me dejes asíiiii, cacho perra- le espeté a punto de desmayarme.

Y aquí entramos en la sal del BDSM. Dominar es asumir la plena responsabilidad de lo que sucede y de cuándo, dónde y a quién se domina. El lema: usad y abusad. Se trata de un marrón seguro y controlado, no hay problema. No hay que hacer nada especial, sólo torturar a tu adversario negándole lo que pida, haciendo que diga guarradas. Así que al oir mis palabras suplicantes se despertó el ansia de poder de mi ama. Sin previo aviso hundió su puño y su brazo hasta el codo. Mi cuerpo convertido totalmente en instrumento de su placer me hacía volverme loca. Dejarse dominar es un modo de darse totalmente a la pareja, de hacer que se desvanezcan la responsabilidad, la culpa y los malos rollos. Así que me dejé hacer y deshacer por aquellos brazos inmersos en mi ser. Mis gemidos se oían por todo el hospital. Nunca he sentido una sensación igual en el momento del clímax, algo totalmente desconocido e intenso que me rasgaba el alma. Junto con su brazo noté que se deslizaba parte de mí hacia el exterior. Allí, ante nuestros atónitos ojos, apareció como por ensalmo la bolita objeto de deseo: ¡mi Niña Ángela llegó cantando a pleno pulmón, descubriendo el mundo con sus ojitos azules!

Cuando vuestra sumisa llegue al clímax abrazadla siempre, el fisting puede resultar una experiencia muy intensa emocionalmente, seguida de llantos, temblores y hasta iluminaciones espirituales.

A nosotros se nos puso la carne del alma de gallina.

sábado, 21 de octubre de 2006

CON EL CORAZÓN EN UN PUÑO (I)


Oigo en las noticias que nuestro sistema sanitario es uno de los mejores del mundo, técnicamente hablando. Pero en lo que respecta a la atención al paciente debe estar a la cola. Ahí están las listas de espera, las citas urgentes para dentro de tres meses, el trato que recibes por parte de algunos facultativos en las visitas, en las que ni siquiera te miran ni te escuchan, y si lo hacen es para hacerte sentir el mayor pecador sobre la Tierra por estar enfermo o tienden a achacar tu dolencia a una obsesión maníaco-depresiva quitándose así el muerto de encima. No es así, afortunadamente, en todos los casos, pero ejemplos como el de una mujer tratada de gases cuando tenía un cáncer o el de Griselda Navarro, que fue diagnósticada durante todo su embarazo de gases, síndrome premenopaúsico y alergia, sin que a su doctora se le ocurriera hacerle una sola prueba de embarazo, me hacen recordar situaciones realmente absurdas que he visto a mi alrededor.

Hace tiempo disfruté de un dolor que subía desde la ingle hacia el abdomen. En un principio me trataron con pastillas para los gases (está claro que esto es la panacea de todos los males). Aquello no surtió efecto, al contrario, mi pierna derecha también empezaba a resentirse perdiendo movilidad y ante la molestia que le suponía al señor-médico verme allí todas las semanas, no se le ocurrió otra que decirme con una sonrisa despectiva que aquello era debido a algo que se me había metido en la cabecita, vamos que me lo estaba inventando. Ante aquel reto mantuve mi sangre fría y, mirándole fijamente a los ojos, le espeté que estaba claro que el dolor existía y no podía casi andar, así que si el problema estaba en mi cabeza me enviara inmediatamente al psicólogo.

Después de un duelo de miradas, se le ocurrió que a lo mejor podía ser algún dolor reflejo de la espalda. Yo no sé si sería eso o que el fisioterapeuta que me atendió tenía unas manos estupendas (entre otros atributos) y una sonrisa que te llegaba al alma, pero el caso es que aquella manía que tenía desapareció de repente para siempre jamás.

Podría contaros la odisea que pasé aquella vez que fui a hacerme una citología rutinaria y sin saber como, un señor-médico-octogenario-muy-bajito- con-parkinson apareció por allí y sin decir ni pío se sentó entre mis piernas y empezó a hurgar en mis intimidades, lanzando de vez en cuando toda serie de improperios, ya que por lo visto aquello que veía allí dentro no le gustaba nada, nada.

- ¡Vaya mierda! ¡esto está fatal! Aquí no hay quien encuentre nada, joder.

Después de unos cuantos minutos así, que a mi me parecieron eternos, le pregunté casi con sentimiento de culpabilidad:

- Perdone que le moleste, pero ¿tiene usted algún problema con mi coñito?

El buen señor ni se inmutó y siguió a lo suyo, pellizcando aquí y allá con saña.

Ante mi impotencia en aquella postura que no me permitía ninguna movilidad, mis ojos pidieron ayuda a la enfermera. Tuve suerte y se compadeció de mí, por lo que me explicó lo más escuetamente que pudo la situación:

- No se preocupe, simplemente le están haciendo una biopsia del tejido del cuello uterino y creo que le está resultando difícil encontrar el trozo que tiene que coger.

Os podéis imaginar lo que me pasó por la cabeza al oir aquella palabra soltada así, de sopetón. Yo sólo pensaba en BIOPSIA=CÁNCER. Pero ¿cómo? así sin avisar, si yo sólo pasaba por aquí de visita. Y encima aquella eminencia no hacía más que soltar quejas sobre el mal estado de "aquello". Se me revolvió todo el cuerpo de pensarlo y de ver aquel botecito que se iba llenando de trocitos de carne uterina que por lo visto no servían para nada porque no eran los adecuados.

- Perdone que le interrumpa de nuevo pero me estoy mareando y creo que voy a vomitar

Esto si que hizo mella en su ánimo, pobre.

- Señora, a quién se le ocurre venir a hacerse esto sin desayunar- sentenció moviendo la cabeza con condescendencia.

Y sin decir más, se levantó y se fue por donde había venido llevándose parte de mi cuello, dejándome allí destrozada, con las piernas en alto y la moral por los suelos.

Necesité media hora de reanimación y cuando me encontré un poquito mejor se me ocurrió comentarle a la enfermera que mi ginecóloga no me había dicho nada de esa prueba.

Inmediatamente se fue a por el volante para despejar mi duda. En cuanto vi su cara al leerlo se disiparon todos mis miedos a la vez que empezaba a aflorar una ira incontenible (creo que ya he comentado alguna vez algo de mi terrible ira), unas ganas horribles de coger todas las pincitas que había por allí y arrancarles la piel a tiras. Porque resulta que por un error de interpretación, en vez de citología habían entendido biopsia, algo perfectamente comprensible. Lo que salió por mi boca es irrepetible.

Viéndolo por el lado positivo, me podía ir tranquila por no tener ninguna lesión en mi precioso cuello uterino. Eso explicaba que aquel señor tan maleducado, cegato y con un tembleque considerable no acertase a ver ni a coger ni un solo trozo dañado.

Pero lo más surrealista que me ha ocurrido en un hospital fue una experiencia-orgiástica-sexual que tuve con tres enfermeras y mi ex-rey consorte. Pero esta historia la dejo para el siguiente post.

martes, 17 de octubre de 2006

TIEMPO PARA MÍ



Mistreating child abuse, de Skip James


Me gustan los días de lluvia. Quedarme en casa, escuchar las gotas sobre el cristal y volar, con la mirada perdida, inerte, soñando durante horas. Todo pasa ante mis ojos con una mirada de indiferencia, no estoy ni lejos ni cerca, lo veo desde fuera. Me siento bien, tranquila.
Y nada mejor para acompañar un día lluvioso que el jazz, con un extrarodinario poder curativo para mí. En ese momento no existe nada más, tan solo la música, yo y la verdad.

Devil got my woman, versión de Bonnie Raitt de la original de Skip James

jueves, 12 de octubre de 2006

A RITMO DE SWING (II)




The way you look tonight (Michael Bubblé)

Adormilada en el sofá, se despierta sobresaltada por una especie de explosión procedente de la pantalla del ordenador. Un sobrecito parpadea en espera de ser abierto. Duda. No sabe si le apetece. ¿Y por qué no?

La misiva procede de una de esas páginas de contactos que proliferan por internet. ¡Otro príncipe azul! Quién sabe, a lo mejor aguanta toda la noche antes de convertirse en rana.

- He escrito un guión especialmente para ti, un musical. Si te interesa, aquí estoy.

Los ojos se le abren como platos, el sueño de su vida, ser la protagonista de un musical o vedette de una revista. Pero quién, cómo, cuándo lo ha sabido. Los dedos le tiemblan sobre las teclas al contactar con el desconocido guionista. Allí está toda la información necesaria, en su ficha de datos: no casado nunca (¿y?), un año mayor que ella, horóscopo compatible con el suyo (importante), aficiones comunes, bella sonrisa (eso dice), profesión escritor-de-guiones - - - y una foto con una imagen misteriosa (de esas donde predominan las sombras, eso sí muy artística).

De repente, aparece el galán en una ventanita y le cuenta milongas: que si es un santo varón, que le ha impresionado su mirada (esto no falla), que es tan bueno que ha decidido dejar a su pareja a la que adora para que se vaya a recorrer mundo y encuentre su destino y pueda ser feliz (incluso le paga el viaje, el samaritano), que sólo quiere reir, sorprenderse. Por lo visto es verdad que escribe guiones de cine, TV, teatro y musicales.

Tiene suerte, porque a esta dama le encanta bailar milonga y tango del más melodramático. Así que sin más deciden quedar esa misma noche para ultimar los detalles de su papel en la película.

Toma primera.-

Una calle de una gran ciudad abarrotada de gente. Es de noche. Ella camina hacia la cámara, distraída. Lleva unos vaqueros ajustados con cazadora a juego, un top rosa con pedrería atado al cuello y la espalda al aire, sugerente escote, tacones de vértigo. Pasa por delante de la puerta de una cafetería donde se encuentra parado un hombre de apariencia normal, no muy alto, poco agraciado, vaqueros, camiseta blanca ajustada, pelo rubio y fino, algo desordenado, por el que empieza a clarearse el cuero cabelludo. Le sobrepasa deliberadamente, y espera un metro más allá.

La cámara se centra en estos dos personajes. El duda, y para cerciorarse se pone unas gafas de pasta, y la observa desde atrás. Ella se deja mirar, a la vez que mira por el rabillo del ojo. Los dos expresan su sorpresa (primer plano de su expresión). Los ojos de ella muy abiertos ¡no puede ser! si es....
El ceño de él un poco fruncido.

- ¿Eres tú? Esperaba una mujer así (cierra el puño con el dedo índice hacia arriba)

La cámara va de uno a otro. Ella no sabe si ofenderse. Gesto raro.

- Verás, es que estoy acostumbrado a tener mujeres anoréxicas a mi alrededor, por mi trabajo, ya sabes. En realidad el modelo que siempre me ha gustado es el de...bueno...el que tú tienes más o menos (todo esto haciendo gestos elocuentes con sus manos de formas y medidas, grandes aspavientos y trastabillando un poco).

No le cupo la menor duda, era él, el mismísimo Woody Allen (la cámara enfoca su rostro con expresión de haber visto a uno de sus directores de cine favoritos, osea, cayéndosele la baba).

(Él se percata) - Ya sé, ya sé...soy igual...y me dedico a lo mismo ja,ja.

Toma segunda.-

La cafetería de un hotel de cinco estrellas. Ambiente selecto, para nada recargado, en cálidos tonos tierra. Los protagonistas en la barra tomándose dos cervezas. Conversación en tono distendido, con toques woody-allenianos.

- Creo que eres la mujer que buscaba, quiero que me sorprendan y tú lo haces constantemente...no sé...tienes una vida diferente
- Espero que luego no la utilices para tus guiones
- Oh no, sólo escribí la autobiografía de mi primera relación...bueno y algo también de una historia que tuve con la hija de mi dentista...Si esto fuera uno de mis relatos, nosotros dos empezaríamos una relación intensa en el ascensor del hotel y nos enamoraríamos.
........
- Pareces limpia y tienes una buena dentadura...eso es importante, sabes? No podría tener una relación con una mujer que no tuviera una buena dentadura
- ¿Quieres que te traiga un informe médico?
- Oh no, no hace falta, creo que así puede valer
- ¿...?
- Lo que busco es alguien con quien reir, viajar, alguien a quien abrazar, besar, ir al teatro, cine, compartir todo tipo de diversiones.
- Eso es magnífico, eso es lo que me gustaría a mí también.
- Pero me tienes que prometer que no te enamorarás de mi
- No, por supuesto.
- Es que... no es buena idea...
- ¿Por qué?
- Porque soy un desastre. Tengo...tengo demasiadas manías. Sabes...me cuesta mucho ser fiel...me cuesta mucho...demasiadas fobias y locuras...Aunque soy monógamo
- ¿No entiendo lo de infiel con monógamo.
- Si...siempre busco el mismo tipo de mujer...es una fijación...por eso cuando me dijiste que bailabas salsa y bailes de salón...me volví loco...he pasado los últimos ocho años en la barra mirando a mi chica como bailaba con todos esos negros de atléticos cuerpos. Después me contaste que a tus parejas les sometías a la misma tortura...y bueno...lo vi tan claro...estoy destinado a ese tipo de relación.

Los dos se han ido acercando. Él tira la bebida ante la mirada cansada de la camarera. Ella se revuelve nerviosa. Es insoportable ¡pero le da tanto morbo!

- Si quieres..., si quieres podemos pasarnos por mi casa y te lees el guión. Así me cambio.
- Como quieras.

Toma tercera.-

La segunda planta de un chalet, en una especie de estudio-despacho. Hay carteles de algunas de las obras del galán, él le muestra uno de los fondos utilizado para proyectar películas, todo está lleno de libros. A ella le impresiona, son su debilidad.

Salen. La cámara les sigue. Entran en un baño. Él saca de una caja todo lo necesario: cepillo de dientes, dentífrico, gel de baño, gel específico para la zona vaginal, gorro de ducha, cortauñas, desodorante y una camiseta negra con el logotipo de una sala para ella desconocida. Desaparece de escena dejándola a solas con sus intimidades.

Toma cuarta.-

Un salón decorado con mucho gusto, mezclando elementos modernos, algunos puro estilo pop, con muebles clásicos. Cuadros bien elegidos. Ambiente no muy cargado. Siguen dominando libros y películas. Todo está iluminado por infinidad de velas, muy íntimo. Él está en el centro preparando las bebidas. De fondo Michael Bubblé.

La cámara enfoca unas escaleras que van al piso de arriba. Ella está bajando, lentamente, vestida. Él la recibe con una sonrisa encantadora. Ella empieza a bailar. Seductora, devorándole con la mirada. La cámara la sigue en toda su trayectoria. Se acerca sin tocarle, le provoca con sus movimientos sinuosos, lentos, denotando un amplio conocimiento de las técnicas del baile. Él se acerca y danzan sin llegar prácticamente a tocarse, aumentando el deseo a límites insospechados (la cámara enfoca toda la estancia, en todo el ambiente se respira ese deseo). Embriagada por su aroma, ella explora su cuello con su lengua cálida y húmeda. Se palpan centímetro a centímetro, quitándose muy lentamente la ropa. La música sigue sonando...

Some day, when I'm awfully low, When the world is cold, I will feel a glow just thinking of you And the way you look tonight.

Sus bocas apresuradas se juntan, en un beso tierno, para luego tornarse casi salvaje. La cámara les sigue hasta el sofá. Su respiración se agita. Ella titubea un instante, la mirada de él la acaricia y ella se entrega sin miedos y sin prisa, vibrando de placer al sentir su boca en sus pechos. Ambos buscan su sexo y ella deja que el de él cierre a medias su boca, entrando en sus labios y empujando su lengua, con dulce y sutil violencia.

La acaricia con ternura y pasión, tomando luego su cuerpo con gran delicadeza. Sube con ella en brazos por la escalera hasta llegar al ático.

El escenario es ahora un amplísimo dormitorio abuhardillado. Decoración minimalista. Blanco. En uno de los fondos aparatos de gimnasia. Un rincón de lectura. Más obras de arte.

La arroja sobre la cama boca abajo y susurrándole palabras de amor al oído la penetra irrumpiendo en sus húmedos rincones. La banda sonora es ahora una orquesta de gemidos. Fundidos, mezclados en sudor, sus cuerpos siguen bailando al ritmo de un estallido corporal que los eleva, derramándose y ahogándose en cascadas.

Agotados, el uno junto al otro, disfrutan de su cansancio.

Duermen.

Entra el sol por la ventana. La cámara enfoca la cama. Los dos se despiertan, bostezan, se desperezan. Suaves movimientos, caricias, sonrisas. Todo vuelve a empezar.

Toma quinta.-

El interior de un coche. Él conduce. Ella le mira, detenidamente. Él la corresponde con una mirada llena de dulzura.

- Eres muy hermosa...creo que podría llegar a amarte si no fuera porque eso no entra en mis planes.
- Lo sé y por eso no vamos a volver a vernos
- (con mirada de dolor) ¿por qué? sólo hay que controlar las emociones.
- La respuesta está en tus ojos.


Él se miró en el espejo retrovisor y comprendió.

- ¿A quién le cuentas tus penas?
- A mí misma
- Sigues siendo tan hermosa....
- (ella con una sonrisa dulce) Tú y yo lo hubiéramos pasado muy bien
- Nunca lo sabremos

Se despiden con un beso muy tierno.

La cámara la sigue mientras se aleja.

THE END

No había encontrado el amor pero había calmado la terrible ansiedad vaginal que sentía durante los últimos días. Esto era mejor que los ansiolíticos. A ver cuánto le duraba, esperaba aguantar al menos hasta el siguiente viernes.

lunes, 9 de octubre de 2006

A RITMO DE SWING (I)



Old devil moon (Jamie Cullum)

Era la segunda vez aquel día. Exhausta, temblando, intentó relajarse saboreando esa sensación de placidez, gozando de los restos de su orgasmo. Sin embargo algo faltaba. Llevaba todo el día con una sensación de "ansiedad vaginal" que no lograba calmar. Su cuerpo necesitaba más. Un olor, abrazos, caricias externas, sentir la excitación de alguien diferente.

Aquel viernes no tenía expectativas de ningún plan. Por unas cosas o por otras todos sus amigos estaban ocupados y para nada le apetecía salir sola en busca de cualquier desconocido arriesgándose a no ser satisfecha convenientemente en la mayoría de los casos. No, necesitaba alguien con unos conocimientos mínimos de su cuerpo y sus apetencias.

Por supuesto, siempre quedaba la opción de recurrir al último de sus amantes, el Sr. G., aunque no le agradaba mucho la idea. Se habían acabado aquellos juegos de seducción de los inicios, era lo que más le excitaba de él. Los últimos encuentros y llamadas (de por sí ya escasos) eran rápidos y seguidos de un tremendo vacío. No parecía tener el mismo interés. Para colmo, lo de conseguirlo en un fin de semana era algo casi imposible, de hecho no lo había logrado nunca, tenía deberes que cumplir. Decididamente desterró aquella idea.

Se metió en la ducha y dirigió el chorro de agua caliente hacia sus pechos, el vientre... y de nuevo su sexo le dió un aviso. Lentamente empezó a mover la ducha en círculos masajeando su clítorix. Sus pechos firmes, turgentes, se frotaban contra los azulejos helados. El contraste entre el frío de éstos y el calor del agua era algo enloquecedor. Mientras tanto el gel se deslizaba despacio por su aterciopelada piel. Lo extendió con la otra mano suavemente hacia sus firmes nalgas, bajando entre su abertura, lenta, experta. Sus gemidos la excitaban todavía más, todo se nubló; la vagina comenzó a abrirse y cerrarse, anunciando la llegada de un orgasmo, retorciéndose, gimiendo, cayendo por fin de rodillas entre espasmo y espasmo. Allí quedó, tendida en la bañera, con el agua corriendo, sin fuerzas ni intención de moverse, observando su cuerpo en todo su esplendor.

No podía entender qué le pasaba, hacía mucho tiempo que no sentía una necesidad sexual tan acuciante y en tantas ocasiones. Quizá se debiera a la retirada de una medicación que llevaba tomando durante casi tres años y que por lo visto inhibía bastante el apetito sexual. Fuera por lo que fuera, había que tomar una decisión inmediata. Y así lo hizo. Cual campaña de publicidad de politonos de moda, envió un SMS al Sr. G.

"Estoy ardiendo, no consigo calmar mi ansiedad sola. Necesito un pequeño servicio"

Ya estaba hecho. Ahora sólo quedaba esperar. En realidad sabía que no habría respuesta, pero de alguna manera aquello le tranquilizó.

(continuará)


Actualización: Observo que la habitual verborrea que caracteriza a los comentaristas de este reino se ha reducido a un lenguaje realmente "básico". Así que para evitar posibles trombos cerebrales, se me ha ocurrido hacer un jueguecito para entretener nuestras mentes. ¿Quién creéis, a la vista del desarrollo de los acontecimientos, que será el co-protagonista del resto de la historia?

A.- El mismísimo Woody Allen
B.- El del Círculo de Lectores, que siempre se presenta a las 10 de la noche, para joder un poco.
C.- El Sr. G
D.- Un señor de Cuenca que pasaba por allí justo en el momento en que la dama bajaba la basura
E.- Max, su perrito fiel y que nunca la decepcionaba

miércoles, 4 de octubre de 2006

PILLADA A TRAICIÓN


Un tal Hubble, burlando los servicios de contraespionaje de mi reino, ha logrado localizarme pillándome literalmente en cueros.

¿Me véis ahí? Tan divina como siempre, brillando más que el Sol.

Y no me queda otra que confirmar las sospechas de los científicos-investigadores: a mi alrededor giran constantemente unos caballeros-andantes-planetoides en períodos orbitales menores de un día ya que, por lo visto, si osasen merodear por mis dominios durante más tiempo quedarían deslumbrados por mi brillo y podrían ser destruídos. Gracias a este descubrimiento esclarecedor, han conseguido hacerme feliz y no sentirme frustrada por el hecho hasta ahora inexplicable para mí de no conseguir retenerlos mucho más de un día (qué digo, ni una hora).

lunes, 2 de octubre de 2006

ENTERRADAS EN VIDA



Banda Sonora de la película"Agua". Imprescindible oirla. Es muy hermosa. ¡Clickar ya!

Desde la protección que nos brinda la hipocresía e individualismo de nuestro mundo “civilizado” tendemos a olvidar que, todavía hoy, en muchas partes del mundo nacer mujer es una desgracia. Dramas que nos pueden parecer muy lejanos, aunque en realidad cabría preguntarse si en realidad lo están tanto. Por muy liberadas que nos sintamos hay muchas presiones, desigualdades e injusticias que siguen estando ahí impidiéndonos disfrutar y participar de esa liberación: violencia, mayor poder económico del hombre, explotación, valoración de la mujer casi siempre desde el punto de vista masculino y de la sociedad patriarcal.

Uno de los principales motivos por los que las mujeres han estado apartadas ha sido el religioso. Pero yo dudo que haya realmente dioses que desprecien a las mujeres. Creo más bien que los motivos son el egoísmo de los hombres, razones económicas y de dominación social.

Este es el caso del fundamentalismo hindú y su intolerancia hacia cualquier cosa que lo cuestione. Según la fe hindú, la mujer que se casa se convierte en la mitad de su marido. Cuando el hombre muere, la esposa tiene tres opciones: arder en la pira funeraria con su marido, casarse con el hermano menor de su esposo si su familia lo acepta o llevar una vida de pobreza y abnegación enclaustradas en un ashram (algo así como un asilo). El motivo suele ser que la familia no quiere repartir la herencia con la viuda, que es separada de los hijos, si los tiene. Esto es así desde hace 2000 años y todavía hoy se siguen dando muchos casos. Inmolar a la viuda en la pira junto a su esposo es muy raro, pero no lo es tanto matarla.

La situación de la viuda en la India no ha mejorado mucho ya que todavía hoy en día hay millones de viudas indigentes viviendo en ashrams. El caso es que la viuda hindú queda sumida en la pobreza y el desamparo. Sin familia natural ni política que las asista, tampoco puede volver a casarse, lo prohíbe la tradición hindú, aunque esta costumbre fue abolida oficialmente a finales del siglo pasado.



Lo peor de todo es que ellas mismas se resignan a su suerte. Es su karma, tienen que vivir esta vida en espera de algo mejor en la próxima. Según su costumbre no pueden tener más que un solo marido, y si él muere, es simplemente porque el karma de la esposa es malo. ¿De qué les serviría casarse otra vez si de todas formas tienen un mal karma? En los países occidentales también hay seguidores de Krisna, pero parece que a éstos no les afecta mucho lo que esté sucediendo en el país de origen de estas religiones. Después de todo si cada cual carga con su karma no es su culpa. A las viudas hindús todavía les queda la esperanza de reencarnarse en un devoto europeo o norteamericano.

Este tema se describe extraordinariamente en la película de Deepa Mehta, “Agua”. La historia transcurre en 1938, en la India colonial, época en la que Mahatma Gandhi empezó a movilizar la liberación y la independencia de la India. El tema central es la vida de un grupo de viudas en un ashram. Entonces todavía era habitual casar a las niñas con hombres mucho mayores que ellas por razones económicas. Muchas ni los llegaban a conocer. La historia se centra en una viuda de 8 años que parece cambiar la vida de las demás desde su llegada al ashram, ya que no se conforma con su suerte.


El rodaje fue muy dificultoso ya que se produjeron violentas protestas por parte de fundamentalistas.

Es una película muy emotiva que llega a conmover el corazón de quien la ve. Es imposible quedarse indiferente. Las historias son de una gran belleza y profundidad, y están contadas desde el interior de sus personajes, cada uno de ellos con diferentes esperanzas y temores. Te hacen sentir tantas cosas distintas: fe, amor, dudas, deshonor, paz, dolor y muerte. Hay imágenes muy fuertes, duras. Recibes múltiples sensaciones a través del color, el olor que a veces parece traspasar la pantalla, una excelente fotografía y la extraordinaria banda sonora.

El agua es algo permanente en la película. Los acontecimientos

se desarrollan como el agua que no cesa su discurrir que limpia y purifica como la fe, pero a su vez como ésta puede llegar a ahogar.