jueves, 21 de agosto de 2008

CAPRICHOS DE LA NATURALEZA


En la costa noroeste de Australia, ha sido descubierta la madre más anciana de la Tierra, un pez de la especie de los placodermos. El fósil conserva aún su embrión sujeto por el cordón umbilical, un ser perfectamente formado y no un huevo, lo que rompe los esquemas que se tenían hasta ahora sobre la evolución de los vertebrados, ya que hace retroceder 200 millones de años la primera prueba de reproducción vivípara.

Dentro de otros 200 millones de años, sea el que sea el tipo de ser que habite este mundo, otro descubrimiento hará temblar las estructuras sobre las que se asientan las teorías de la reproducción de los vertebrados. En el fondo de mi ser, sepultado por multitud de estratos formados por decepciones y engaños acumulados durante el último año, se encuentra el primer fósil de un embrión concebido a través de los hilos telefónicos. El embarazo, constatado científicamente como tal, no siguió las normas habituales de fecundación y crecimiento intrauterino. En ningún momento se encontraron restos ni evidencia de placenta o cordón umbilical. Flotaba en mi vientre, invisible, un lentejito fósil ya antes de nacer, unido a mí simplemente por un antiguo deseo que tuve en un sueño.

Dentro de millones de años, como evidencia de estos dos últimos años, sólo quedará mi lentejito. Todos nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestras risas, mis esperanzas, sus mentiras, mis autoengaños, habrán desaparecido sin dejar huella.


"A veces tengo un sueño -dijo el joven de la silla de ruedas. El extraño eco de su voz hacía pensar que ésta procedía del fondo de un profundo agujero-. Dentro de mi cabeza hay un cuchillo clavado en diagonal en la mórbida carne de mis recuerdos. Está clavado muy hondo. Pero no me duele. Tampoco noto su peso. Sólo está ahí clavado. Yo lo contemplo desde otro lugar, como si fuera algo ajeno. Y deseo que alguien me extraiga el cuchillo. Pero nadie sabe que está ahí clavado. Pienso en sacármelo yo mismo, pero no alcanzo con las manos. Es muy extraño. He podido clavármelo, sin embargo, ahora, no puedo extraerlo. Mientras tanto, las cosas empiezan a borrarse paulatinamente. Yo mismo voy palideciendo, poco a poco, y desaparezco. Al final sólo queda el cuchillo. El cuchillo siempre permanece hasta el final. Como el blanco fósil de un animal prehistórico que ha quedado en la orilla del mar... Éste es mi sueño."

"El cuchillo de caza" Haruki Murakami