Buscando inspiración para amenizar mi vida sexual y dejar que se manifieste mi lado más oscuro haciendo hueco al vicio y la perversión, me tropecé con el BDSM (Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión, y Sadomasoquismo), que consiste en lo siguiente: una persona, que normalmente recibe el nombre de amo o ama, lleva las riendas del cotarro mientras la otra, llamada sumiso o sumisa, le cede todito, todito el poder.
Una vez dijo Thomas Jefferson que "el poder no cautiva a las mentes puras". ¿Y hay alguien que quiera ser puro? Y mucho menos en mi monarquía absoluta y totalitaria donde es de obligado cumplimiento el culto al poder de mi látigo.
Pero para evitar convertirme en animal de costumbres, decidí cambiar los roles y buscar alguna experiencia en la que yo fuera la sumisa. Algo que me llenara plenamente. Y haciendo un arduo trabajo de investigación encontré lo que buscaba: el fisting vaginal, qué mejor para llenarme que un puño dominador. Había oído hablar de esta práctica y del tremendo placer de sentir como una mano enterita entra en las profundos abismos de tu ser. Pero cuál sería mi sorpresa e indignación cuando al leer todo lo relativo a consejos, herramientas y técnica del fisting me doy cuenta de que eso ya me lo habían hecho. ¡Y sin mi consentimiento, ni siquiera con conocimiento de causa! Una de las reglas para una buena práctica del BDSM es que el juego se basa totalmente en el consenso, pero aquí se lo habían saltado a la torera. ¿Y dónde mejor para hacer caso omiso de lo que opina o necesita el sumiso-paciente? En un hospital, por supuesto.
Hay noches estrelladas en las que todo se te viene encima (o abajo, que es peor), no tienes nada que hacer y empiezas a sentir cosas inexplicables que te hacen sentir rara, con ganas de que te hagan algo reconfortante. Lo ideal en estas ocasiones es irte a urgencias.
En una de esas noches-festivas me cogí sin más mi bolsa de aseo y a mi ex-rey-consorte y allá que nos fuimos. Llegamos sobre las cinco de la madrugada, aquello parecía un hospital fantasma. Después de dar unas cuantas vueltas de reconocimiento encontramos a alguien con bata blanca que nos dispensó un relajado y tranquilo recibimiento.
Princesa.- Pues mire usted, señora-enfermera, que es que siento algo así como una gran laxitud en la zona de la entrepierna.
Enfermera.- ¿Física o moral?
Princesa.- Pues yo diría que ambas dos. El caso es que de repente todo se tensa en un retortijoncillo para volverse a laxar.
Enfermera.- Pues has venido al sitio adecuado, nena. En estos casos siempre es conveniente que alguien allegado a la paciente forme parte del equipo, así que si no te importa podría acompañarnos tu macho-rey-consorte como punto fuerte de a-poyamiento.
¡Qué contentos nos pusimos mi ex-rey-consorte y yo! Habíamos caído en buenas manos, por lo visto esta señora-enfermera era una experta-enfermera-profesional-de-la-cofradía-del-puño.
Para empezar es imprescindible estar muy, muy limpita, por dentro y por fuera, y muy lubricadita, así que durante más de 12 horas nos dedicamos a los necesarios juegos previos: un enema por aquí, un tocamiento por allá (un poco más abajo por favor) despacito, lentito. Masajes varios, otro enema. Oiga que me voy por la pata-abajo. Mejor, mejor, no conviene encontrarse obstáculos en el camino. Fue en el momento en que empecé a lubricar cual cataratas del Niágara cuando decidieron por fin intervenir. Por el pasillo llegó el equipo médico: Ariana, una warri-enfermera-tipo-Benny-Hill que hizo que se le erizasen los bigotes a mi ex-rey-consorte, y Berta la típica enfermera-sexy-sadie aprovisionadas de todo el material necesario para la intervención: unos guantes de goma hasta el codo, que siempre dan un toque de elegancia y contribuyen a una entrada y salida fluidas, un buen foco (se necesita ver lo que se está haciendo) y litros y litros de lubricante (cuidado con los aceites y los lubricantes a base de petróleo que pueden dañar las mucosas internas, ¡que os veo venir!). Mi ex-rey-consorte tuvo que ponerse un traje adecuado para la ocasión y llevarse consigo todas las herramientas necesarias para el a-poyamiento-correcto: una camilla provista de arneses con estribos. Daba saltitos de alegría como un niño, es que le encanta lo de jugar a los médicos (para un aquí te pillo aquí te mato sin los adecuados accesorios de bondage, os podéis apañar con unas cuantas almohadas apiladas. O mejor aún, para un aquí te pillo aquí te mato olvidaos directamente del fisting. En este caso lo más indicado es la postura "desde aquí se ve mi casa". Pero esto lo dejo para otra sesión).
Entramos en una sala en penumbra para mayor intimidad e impedir que la sumisa (osea yo) perdiera la concentración, el foco ya haría su función de ayuda espeleológica. Una vez depositada en aquel artefacto con suma delicadeza por mi ex-rey-consorte, éste me cubrió las espaldas poniendo mucho empuje en ello, mientras que las dos warri-enfermeras-sadie se encargaron de las zonas bajas. Como buena profesional, empezó acariciando mis labios y zonas aledañas a mi clítorix para ir introduciendo poco a poco primero un dedo, luego dos, tres y hasta cuatro. Mis piernas temblaban y me faltaba la respiración.
- Respira mi amor. No dejes de hacerlo. Ven hacia mí, deja que entre y te haga mía.
Entre gemido y gemido soltaba el aire con cada movimiento enérgico que hacía ella. Eso me ayudaba a relajar los músculos. Me sentía totalmente atontada. No sabía si aquello era dolor bueno o malo, porque ambos existen, sólo deseaba que entrase hasta el fondo, que llegase ya. Mi ex-rey-consorte. aferrado a mis pechos, estaba petrificado viendo como se manejaba aquella mujer abriéndose camino hacia mi interior con su puño. La excitación le dominaba, mientras yo le pedía con ansiedad que me ayudase a empujar más para facilitar la brillante llegada y salida de aquella mano que era el centro del universo en ese momento. Ella, sabiamente, alternaba cada empujón con momentos de absoluta inmovilidad largos e intensos, para disfrutar plenamente de ese momento sagrado. Mientras tanto la otra warri-enfermera no dejaba de allanar el camino con abundante lubricante, de procedencias variadas. Fue en uno de esos arrebatadores espacios de tiempo cuando percibí una expresión de camino entre el terror y la extrañeza.
- ¿Pero qué es lo que hay aquíiiiii? Parece...parece....¡una bola con un cordón totalmente enredado a su alrededor! No consigo desatarlo....
Con la mirada ordenó imperiosamente a su compañera que fuera a buscar ayuda más experta. Mientras tanto por mi cabeza pasaron miles de posibles causas: ¡virgencita-del-amor-hermoso! ¿No se me habrá olvidado sacarme las bolas chinas? Mira que me lo tiene dicho mi ex-rey-consorte, mira primero antes de meterte el tampax. Siempre he sido muy distraída y aquello parecía una especie de cajón-de-sastre. Seguro que el cordón del tampón todo hinchadito se ha enredado en las bolitas.
En esto estaba cuando regresó nuestra compañera orgiástica con una descomunal hembra de color.
- Es todo lo que he podido conseguir. Los doctores están muy ocupados haciendo una huelga. No te preocupes, lo has visto hacer muchas veces. Ánimo, tú puedes.
- Haz lo que tengas que hacer pero no me dejes asíiiii, cacho perra- le espeté a punto de desmayarme.
Y aquí entramos en la sal del BDSM. Dominar es asumir la plena responsabilidad de lo que sucede y de cuándo, dónde y a quién se domina. El lema: usad y abusad. Se trata de un marrón seguro y controlado, no hay problema. No hay que hacer nada especial, sólo torturar a tu adversario negándole lo que pida, haciendo que diga guarradas. Así que al oir mis palabras suplicantes se despertó el ansia de poder de mi ama. Sin previo aviso hundió su puño y su brazo hasta el codo. Mi cuerpo convertido totalmente en instrumento de su placer me hacía volverme loca. Dejarse dominar es un modo de darse totalmente a la pareja, de hacer que se desvanezcan la responsabilidad, la culpa y los malos rollos. Así que me dejé hacer y deshacer por aquellos brazos inmersos en mi ser. Mis gemidos se oían por todo el hospital. Nunca he sentido una sensación igual en el momento del clímax, algo totalmente desconocido e intenso que me rasgaba el alma. Junto con su brazo noté que se deslizaba parte de mí hacia el exterior. Allí, ante nuestros atónitos ojos, apareció como por ensalmo la bolita objeto de deseo: ¡mi Niña Ángela llegó cantando a pleno pulmón, descubriendo el mundo con sus ojitos azules!
Cuando vuestra sumisa llegue al clímax abrazadla siempre, el fisting puede resultar una experiencia muy intensa emocionalmente, seguida de llantos, temblores y hasta iluminaciones espirituales.
A nosotros se nos puso la carne del alma de gallina.
30 comentarios:
Me suena familiar .. aunque tampoco me acuerdo de mucho.
En mi caso es lo que tienen las esoperiencias erotico festivas en paritorios, que no duro nada y me desmayo antes de los cuatro centimetros de dilatacion
Con esto no quiero decir que de normal dure la hostia, pero por lo menos no me desmayo y puedo disfrutar de una merecida eyaculacion precoz.
Eso si, la proxima vez lo tengo claro, gas de la risa y epidural para mi, y que la sumisa se meta lo que quiera.
Besos y enhorabuenas ( Igualita que la madre .. )
Estoy extenuada solo de haber revivido aquella experiencia. Sin epidural, sin quirófano y médico que me atendiera, con una raja que me daba la vuelta hasta la nuca para que la pobre enfermera pudiera manipular allí dentro. Pobre, lo pasó peor que yo. La Niña Ángela asomaba su cabecita y la muy...se volvía a meter por donde había venido ja,ja,ja. Nos tenía locos a todos. Allí hurgaron todas las manos buscando donde etaba enganchada como para que el cordón no diese más de si. Por lo visto demasiado arriba. En cuanto al ex-rey-consorte se portó como un jabato. Él que se desmaya con ver una aguja (es cierto) se mantuvo allí de pie hasta el final, claro que mis tetas eran un buen punto de apoyo para no caerse ja,ja,ja
Y lo que es de película es la atención que recibí después. Eso mejor ni lo cuento, podría ser el guión de una películar de terror, con fuga de la sumisa del hospital a escondidas cuando la dijeron que tenía que quedarse 10 días más, debido a las lindezas que la habían hecho en sus reales partes.
Es un hecho, el morbo es lo unico que me mueve :(... pero con morbo o sin él has logrado lo imposible, por un momento casi casi sospeché lo que siente una mujer al dar aluz.... creo que una copa no nos vendría nada mal luego de tan estenuante publicación mi querida Princesa :)
Por cierto abrazo grande para usted :)
¿Ese Clítorix del que hablas no era el amigo gordo de Astérix?
¡Qué experiencia! Por un momento he dudado si era un parto, sado...
Lo único gratificante de dar a luz debe ser cuando el niño por fin sale entre sollozos al mundo.
Besos
Byrongio, acepto encantada tu invitación, realmente me hace falta
Abrazo de oso
¿Ese que es insaciable e invencible? Sí, el mismo.
No lo dudes, georgehazard, es un parto-sado o sado-parto, como lo quieras ver, igual vale.
Y sí es lo único gratificante, pero tanto, que lo demás se olvida casi al instante.
Parida de besos
¿Qué haces despierta a estas horas?
Sr. Jones, veo que eres noctámbulo como yo. Sólo me había levantado a contestar a mis admiradores-comentaristas, porque vosotros lo valeis.
Armando, no está mal aventurarse de vez en cuando por mares desconocidos.
Aunque como dice el lema de mi blog-reino "lo real siempre va más allá de lo que podamos imaginar"
detrásdelreflejo, esa es la primera y única regla del BDSM. Por lo que veo sabes de lo que hablas :-)
Besitos aventureros para los dos
Princesa, le bajas la libido a cualquiera :)
Luis, ¿por qué crees que no me duran los amantes? En cuanto se descuidan les pongo a parir
El que las cosas no terminen como deseas no es excusa para que no me mandes ni siquiera un abrazo o beso virtual, jooo. ¡Después de lo que hemos pasado juntos! Si es que sois todos iguales
:P
Es un relato Bizarro. Psicodélico del todo... y que decir de las fotos.
Me ha gustado pricesa.
Bizarro...no se me hubiera ocurrido pero me gusta esa definición, encaja totalmente.
Mi reino, todo él, es bastante psicodélico, creo yo.
Un saludo, Canterano
PARA TOD@S (a excepción de Byrongio y Kamelas): ¿SE PUEDE SABER POR QUÉ SOIS TAN RÁCANOS CON LOS BESOS Y ABRAZOS? DEBÉIS SABER QUE ME ALIMENTO DE ELLOS, LOS NECESITO. ASÍ QUE DESDE ESTE MOMENTO POR DECRETO REAL EXIJO QUE PARA COMENTAR EN MI BLOG HAY QUE SER MMMMUUUUYYYY CARIÑOSO.
HE DICHO
Sus deseos son ordenes, princesa.
Besos múltiples en todas sus zonas erogenas.
Ay, ayayaiiii, que me muero de gustito!!!
ji,ji,ji,ji,ji
Si he de ser sincero, no soy muy dado a besos y abrazos. ¿Te sirve un lametón y un magreo?
Que ilusion me ha hecho ver la primera foto...nunca habia visto el cuerpo de Epi y Blas (así se llaman aqui en España).Siempre crei que Blas la tendria mas grande...
St. Jones, en mi reino sólo magreo yo.
Un abrazo, le guste o no.
dr.frank"stain, lo cierto es que tiene un excelente puño!!
Ahora entiendo por qué algunas mujeres dicen que en lo primero que se fijan de un hombre es en las manos...
Esta muy bien niña .....Menos mal que hay vias alternativas , epidural y una rajita ....siempre he pensado que es muy retrograda la reproduccion humana ......Te salio bordado ...Kiss:)
Muy muy muy bueno, aunque después de leerlo me duele un poco todo.
Un beso de tornillo, princesa.
¡Ay! ¿pero qué invento es éste? toda mi inocencia infantil mutilada, hecha añicos ante la evidencia de la imagen. Cabía sospecharlo pero... albergaba la esperanza en el rincón más pueril de mi corazoncito de que no fuera cierto. Vale que la firme insistencia de Epi para que Blas le permitiera comer galletas en su cama resultaba excesiva, hasta obsesiva, pero él, él...SÓLO QUERÍA COMER GALLETAS. No veo justo que nos hayas revelado la verdadera naturaleza de su relación, así, sin avisar, sin poner los dos rombos como advertencia. Preferiría mil veces que en Barrio Sésamo hubieran dedicado un capítulo a explicar que los "Reyes" son los padres antes que toparme con esta escena. Tengo un Epi y un Blas en mi habitación desde hace años: ¿habrán tomado esa fotografía en mi alcoba?, ¿debería dejarlos juntos o separarlos?. La movida será entre ellos ¿no?, por si hubiera peligro de que una noche...cosas más raras se han visto. En fin, que te quiero mucho, ¡no me des estos disgustos!.
ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,ja,aja,ja,ja,ja,ja
Ay mi Reina MOra, a veces la vida te abre los ojos de la manera más cruel.
Yo también te quiero, te amooooo, cuando te coja te vas a enterar, te voy a destrozar a besos y.... pero no temas que mi mano es pequeñita y suave.
ja,.ja,ja,ja,ja,ja
Besitos
coincido con johnny ingle, un comentario acertado.
"A nosotros se nos puso la carne del alma de gallina." Me ha encantado ésta frase :)
Besos castos y puros, por variar.
Juan haldudo, creo que esa frase la oí en una canción de Sabina, no estoy muy segura.
Besos purísimos, da recuerdos a Mikel
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