sábado, 25 de noviembre de 2006

ENTRE LUCES Y SOMBRAS


" San Francisco", fotografía de Javier Campano


En ocasiones siento que el tedio y la monotonía de la vida cotidiana me roban energía y esa armonía que tan necesaria considero para que haya un equilibrio entre las cosas que nos desagradan y las que nos complacen. Por este motivo, hace tiempo que decidí invertir en cosas y experiencias que me produzcan placer, en sensaciones, emociones, búsqueda de la belleza... Siempre con coherencia y respeto, por supuesto.

Uno de mis sitios preferidos para buscar sensaciones placenteras y estimulantes son los museos. A través del arte se produce una catarsis de toda tu vida.

Hace un tiempo, tuve un novio torero-banderillero. Este especimen tipical-spanish, que estuvo lidiando en esta plaza dos temporadas, llevaba el arte en sus venas. Gustaba de experimentar todo tipo de vivencias sensoriales, pero en especial las visuales. En una ocasión fuimos a ver la exposición de fotografía de Javier Campano, en el Museo Reina Sofía. El arte contemporáneo ofrece la posibilidad de transformar el espacio y convertir al visitante en parte de la obra y, al igual que la fotografía de Campano, un museo está repleto de luces y sombras, distribuciones geométricas, espacios donde no hay nada, objetos sacados de contexto. El mundo por el que pasea el visitante está lleno de serenidad, luz y color, pero existe otro mundo paralelo a éste en los accesos restringidos al público. Un mundo en blanco y negro, dividido en luces y sombras, casi fantasmagórico e impregnado de inquietud debido en gran parte a ese carácter prohibido.

La exposición estaba en la tercera planta, así que nos dirigimos hacia el ascensor. La fila que había era impresionante. Mi torero-banderillero, de culito inquieto y prieto, empezó a ponerse nervioso por lo que se me ocurrió que podíamos probar a subir por las escaleras. Pero por más que buscamos, no encontrábamos la forma de acceder por un sitio permitido para ello, así que no tuvimos otra opción que saltarnos las normas y nos aventuramos a través de una enorme puerta de madera junto a la que había una señal de prohibido el paso. Estábamos de enhorabuena, aquella puerta conducía a una escalera por la que empezamos a subir. Sin embargo, al llegar a la tercera planta, la puerta de acceso al mundo permitido estaba cerrada. De pronto, esa circunstancia hizo saltar el resorte. Estábamos atrapados, al otro lado los visitantes paseaban ajenos a lo que ocurría detrás de esos muros. Ni siquiera lo pensamos, refugiados en la protección que nos brindaban las distintas señales restrictivas y las sombras de uno de los rincones de la escalera empezamos a gozar el uno del otro. Entonces, de la nada, surgió ese objeto que faltaba en la parte iluminada de la fotografía, una dulce-ancianita-de-pelo-blanco que con la valiente y retadora inconsciencia que le daba su veterana condición se había aventurado por aquellos parajes.

A diferencia del torero-banderillero que, acostumbrado a estar en ese estado de constante vigilancia y control de todo lo que le rodea, intuye rápidamente cualquier peligro, he de reconocer que yo en esto del acto sexual me ciego completamente, no existe nada más a mi alrededor que nuestros dos cuerpos. Quizás influya también mi creencia en que no puede pasar nada desagradable en cualquier manifestación sexual consensuada y que si en algún momento aparece un testigo involuntario, el propio pudor del que no ha sido invitado a la fiesta, le hará no decir nada.

En esta ocasión se cumplieron mis teorías, ya que sin más la dulce-ancianita se dio media vuelta en su espacio iluminado y nos dejó tranquilos envueltos en las sombras. Sin embargo, aquel desafortunado incidente hizo que el torerito no pasara del tercio de varas, sin llegar a colocar los dos pares de banderillas reglamentarios.

Volvimos al mundo permitido del museo. Todo seguía igual incluso la enorme fila para coger el ascensor, que esta vez esperamos con paciencia. Entramos hasta el fondo, contra la pared de cristal, con una multitud envarada por la cercanía de tantos cuerpos extraños. Es curioso, pero esta situación de estar rodeada de gente mirando al techo y que no sabe como ponerse para no rozarse con el que tiene al lado, me excita sobremanera. Supongo que me siento protegida por esa huída voluntaria de cualquier sensación que experimentan todos los presentes. Yo en cambio me hundo mucho más en ese paraíso de los sentidos. Sentí en mis glúteos, despojados en parte de mis prendas íntimas por las expertas manos del "maestro", el frío cristal transparente que dejaba a la vista de los viandantes aquella jauría contenida por el recinto cerrado del ascensor. Aquella exhibición de mis interioridades, resguardada como estaba por las barreras que ponían las paredes de cristal y la distancia entre el suelo y el ascensor, junto al contraste del frío material con el del calor que sentía a través del ceñido pantalón de aquel "figura", me hicieron sentir en el séptimo cielo. Momento breve pero intenso. Salimos como pudimos de allí pudiendo por fin contemplar la magnífica obra de Campano.

Aquel día conseguí llenarme de sensaciones placenteras y belleza suficientes para poder sobrellevar durante una larga temporada mi monótona vida.

21 comentarios:

Carla de La lá dijo...

En fin, está claro que yú aprovechas el acceso democrático al patrimonio cultural. Yo adoro los museos pero odio que dejen entrar a esa gente que dice todo el rato que-bonito-que-bonito-que-bonito.

Carla de La lá dijo...

jajajaa, quería decir Tú.
Por cierto ¿monótona-vida?

princesa del vértigo dijo...

Falinda, acostumbrada a campar a mis anchas en la monarquía absoluta de mi reino, no iba a hacer menos en los restantes territorios.
Tienes razón en lo de los tipos-que-bonito, tendremos que pensar qué podemos hacer al respecto.

Vaya, pensé que estabas haciendo un juego de palabras (tú, you, yú) ja,ja,ja
Y sí, mi vida en general es monótona. Ahora que cuando me salgo de la rutina no lo hago como cualquier otro mortal, sino por todo lo alto. No sé si mis experiencias anti-tedio son muchas pero desde luego son especialmente diferentes a lo que se considera habitual (al menos eso dicen los que me conocen, para mí son de lo más normal)

Un besazo renovador

Anónimo dijo...

en mi opinión la mayor forma de arte es la vida real y, por tanto,la fotografía.

JOHNNY INGLE dijo...

Pues a mí llámame mal pensado, pero en cuanto dijiste que la exposición estaba en la tercera planta, ya me imaginé un suceso tórrido.
La composición del ascensor no logré entenderla del todo: ¿era un ascensor de cristal, y los de fuera podían observar tus témporas desnudas?
¿Y te parece "bonito" portarte así?

Opinio igual que Nush, que la fotografía es la mayor forma del arte, particularmente la fotografía de sandías rajadas a la mitad, que quedan de mucho colorido.

Bueno, también es interesante la fotografía de nalgas aplastadas contra la pared de un ascensor. Y la fotografía de ancianas observando las cópulas de los toreros.
MMM: el universo está lleno de posibilidades artísticas..

Anónimo dijo...

Los museos tambien son mis catedrales de energia

Carla de La lá dijo...

Por cierto, F.Jones también ha desaparecido...
Holy shit!

princesa del vértigo dijo...

Tienes razón, Nüsh, lo difícil es saber captar a través del objetivo ese momento en que la vida se convierte en arte.

Pose de beso dulce con sabor a mazapán

princesa del vértigo dijo...

Jhonny, te lo llamo: "mal pensado". De tórrido nada, fue algo puramente artístico, simplemente estábamos interactuando con el fotógrafo en cuestión, algo que está muy de moda hoy en día. Lo que me hace pensar que sería interesante experimentar con tus orejitas-modelo-vagina-para-colorear. Estoy segura de que a cualquier museo de arte contemporáneo de esos que crecen como churros les parecería una idea muy interesante, yo sería la primera en probar la experiencia.

El ascensor del Reina Sofía es de cristal de esos que van por el exterior del edificio y está a la vista de cualquier viandante. No sé si es bonito portarme así, pero estoy segura de que a muchos les parecería realmente hermosa aquella instantánea de mis nalgas contra el cristal, todo sea en aras de la divulgación artística entre las masas populares (a mi culito lo han llamado de muchas formas pero témporas es lo más espiritual que me han dicho nunca en mi sexual-vida)

Posibilidades artísticas, haylas infinitas. Podríamos pintar mis ¿témporas? de rojo con pintas negras y un reborde verde para alegrarle la vida a Nüsh. ¿qué te parece? y tus orejitas a juego de un rojo subido. De aquel festivo día conservo una instantánea con el sello taurino impreso en mis posaderas que nos podría servir. Claro que no sé si será demasiado revolucionaria para los neófitos en esto del arte contemporáneo y sus inter-actuaciones-estelares.

Si sois capaces de verlo por el lado artístico y no llevarlo a un contexto-sexual-orgiástico quizá me decida a ponerla como siguiente post. Ya pensaré qué posibilidades creativas podría tener para que participarais todos en el experimento.

princesa del vértigo dijo...

Peggy, no quisiste que te prestase al torero y ya has visto lo que te perdiste. ¡Arte puro!

princesa del vértigo dijo...

Falinda, que todas las deidades nos asistan!!
Nuestro querido George y el Sr. Jones perdidos en el limbo de beta-blogger. Porque en blogger todavía existe el limbo, ¿no, Johnny?

Luis Amézaga dijo...

En cuanto viste la señal de "prohibido el paso" eso fue el detonante de tu libido artística que algún día se colgará de una pared, sostenida por la impertubable barra del amor donde las bailarinas calientan músculos. Siempre me han atraido las vanguardias.

princesa del vértigo dijo...

Luis, espero que así sea, que mi líbido artística se cuelgue de esa barra del amor, pero no para ser simplemente contemplada sino para que el observador la viva en sus carnes y me deje, una vez calentados músculos, descolgarme y salir a danzar cual Pavlova o Chauviré en la Ópera de París.
Creo que casi siempre he estado en la vanguardia, quizá algún día nos encontremos en tu vuelo atraído por la miel.

princesa del vértigo dijo...

Paquito chocolatero, un clásico, detrásdelreflejo. He danzado muchas veces a ese son y no tendría ningún inconveniente en repetirlo, aunque he de reconocer que soy más del lago de los cisnes, jazz-crooners o bailes latinos (sabrosones).

JOHNNY INGLE dijo...

¿Unas témporas con sello taurino impreso?
¡Eso supondría romper para siempre el molde del arte en los blogs! Atrévete a colgarlo y te nominaremos para el próximo premio BOB.
Estoy seguro de que nadie se atreverá a mirar o comentar con ojos o pensamientos lascivos, que somos muy sanotes y felices (una tipología humana que encanta a Falinda). En resumen: tú pon el culo que el ojo artístico corre por nuestra cuenta.

princesa del vértigo dijo...

No me provoques Johnny que detrás de mis témporas van tus orejitas ja,ja,ja

Lo de sanote y feliz sé por fuentes fiables que dejaste de serlo hace tiempo.

De lo que no dudo es de vuestro ojo artístico.

Me lo pensaré

Anónimo dijo...

Así que un torero-banderillero...
Hum, no debe de estar mal si en la cama realiza la faena como en la plaza.
¡Besos!

princesa del vértigo dijo...

George, en múltiples ocasiones salió por la puerta grande

Byron Ronquillo Narváez dijo...

Y un par de días después de las camaras de seguridad se subio al youtube un versión más intimia de nuestra Princesa del Vértigo¡ calma que acá estamos tus subditos para decir a quien nos quiera oir PERO SI NO ES ELLA¡ ELLA NO ES TAN PELIRROJA :p

En Quito existe un museo de cera ponerte a contmeplar esas personas tan llenas de vida formada por la cera siempre me parecio insipirante podría decir, emmmm debe haber un "prohibido el paso por allí" tendre que ir a ver me acompañas?
:)

Beso grande Princesa y mil gracias por tu comentario en mi blog me dejaste un no sé qué que qué sé Yo?

princesa del vértigo dijo...

Byrongio, no había caído en los de las cámaras...tendré que teñirme mi pelo-rojo-fuego de rubio? Tú pòr si acaso niégalo siempre, digan lo que digan.

Los museos de cera siempre me han dado mucho miedo, toda esa gente tan fría y tan quieta y tan cadáver...ay no, no

No me des las gracias, los comentarios te los dejo con todo mi cariño. Besos enoooormes.

JOHNNY INGLE dijo...

Querida Princesa: Hoy confieseo que hice click en tu vínculo y abrí los ojos ya de antemano porque, sinceramente, esperaba que me saltara la sorpresa a la cara, con toda la reseña del torero ahí, a la vista, con total impudicia.

Pero veo que lo del culo aún no está listo. Lo peor que puede hacerte un culo es que se haga de rogar...