domingo, 27 de agosto de 2006
PON UN ORIXA EN TU VIDA
De una forma totalmente inesperada he disfrutado del viaje más maravilloso de toda mi vida. Hace apenas un mes, una de mis mejores amigas, una sirena pelirroja de hermosos ojos verdes como el mar, me sugirió hacer un pequeño viaje donde fuera, sin ningún plan preestablecido. Tenía unas semanas libres y dada mi actual situación de vacaciones indefinidas pensó que quizá me apetecieran unos días tranquilitos en una playita. De mis apetencias no había ninguna duda, pero mi situación económica era algo difícil de solventar, por lo que, apelando a la razón y la prudencia, llegamos a la conclusión de que en mi compañía sólo podía soñar con algún fin de semana o, a lo sumo, de una semanita en un todo incluido (transporte, hotel, comida, playa, copas, hombres…) por 300 € como mucho. Así que lo dejamos todo en manos de la providencia divina esperando un milagro. Y el milagro ocurrió….en su suprema sabiduría, ese dios que rige y conserva el orden establecido en este mundo, tuvo a bien olvidarse de conceder a mi persona ningún tipo de razón y una muy escasa prudencia (dada su exigüidad no la puedo derrochar así como así, sólo en casos de vida o muerte).
Así que de esta guisa estaba un día leyendo mi correo y de repente se abre una página con una superoferta: últimos días, 8 días a Salvador de Bahía, en el plazo de una semana. No quise pensar, ni sentir, ni casi respirar…cerré los ojos y borré de mi mente y del ordenador el mensaje.
Aquel mismo día había quedado con mi sirena y otras amigas para tomar unas copas. Y como no, acabamos en el Rincón de Cuba, cerca de Plaza España.
…ji,ji,ja,ja…
- Me quedan cuatro días para irme a la playa ¡qué ganas tengo! ¿Y vosotras, vais a salir a algún sitio?
No sé si fueron los mojitos o los arrebatadores ojos verdes de aquella sirena fijos en mi, pero el caso es que moviéndose lentamente al ritmo de los Van Van, mi cuerpo empezó a descontrolarse y creo que entré en trance. De repente me escuché diciendo:
- Nos vamos a Salvador de Bahía, 8 días. Salimos la próxima semana.
- Ah, pues sí. Nos vamos a Salvador de Bahía, repitió sin más la hermosa e inconsciente sirena.
Por supuesto, no era yo la que hablaba sino mi “orixá”, que por lo que me enteré después se llama Xangô y es muy enérgico él. Los orixás son los intermediarios entre los humanos y la divinidad suprema y siempre nos guían para que todo vaya por el mejor camino, así es que no tuvimos otra opción que tomar el primer avión que salía para Brasil. De cómo voy a salir ahora de esta debacle económica todavía no he recibido ninguna señal divina, pero llegará.
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2 comentarios:
Bueno, ya sé de dónde sale el nombre de aquel grupo brasileiro (aunque creí que se escribía orisha).
Saludos.
Se puede escribir de las dos formas. En brasil dicen orixá. En cuanto al grupo supongo que te referirás a los orishas, pero son cubanos. Me encantan.
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