domingo, 27 de agosto de 2006

EL DIABLO QUIERE QUE ENGORDE


Os lo dije, la señal divina llegaría de un momento a otro. La fe mueve montañas... y grasas pecaminosas. Mañana mismo me apunto a una dieta religiosa y mato tres pájaros de un tiro: me quito esos kilitos de más que he ido cogiendo en estos últimos años y que me traen por la calle de la amargura, con lo que ahorro en comida dejo la VISA a cero y, lo más importante, salvo mi alma pecadora para toda la eternidad.

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