lunes, 7 de abril de 2008

RELACIONES SUBURBANAS


Viaje de ida

De repente me veo cruzando las puertas automáticas. Entro en el vagón. No sé cómo he llegado hasta allí, nada existe a mi alrededor, mi campo visual se reduce a la línea recta que hay frente a mis ojos, como un punto de luz al final de un túnel. Me descubro sentada completamente sola.

- Perdona… ¿crees que esta estación estará muy lejos?

Un culito respingón de voz aterciopelada abre una ventana a mi izquierda. Dejo entrar la luz por ella.

- (¿qué?) (mi vista va en busca de sus manos; cuidadas, seductoras, me sonríen)…depende a donde vayas (oigo mi voz por primera vez)
- supongo que eso es importante…entre las tres estaciones que quedan, ¿dónde me aconsejas bajarme?
- ¿buscas algo en concreto?
- Caminar…encuentros…desencuentros.

Se me escapa una de mis miradas, sé que mis ojos ahora son de color verde. Él la coge al vuelo y se la guarda como un tesoro.

- En la segunda. Podrás acercarte lo suficiente a tu destino pero siempre te quedará la opción de seguir hacia delante o hacia atrás, sin tener la sensación de un final cierto y de una despedida sin duda desalentadora.
- De lo que deduzco que tu parada es la última. Es curioso como a veces tu destino puede cambiar, aunque sea por unos minutos, por un cruce de miradas. Gracias por acompañarme en mi viaje.
- Gracias a ti por subirme a tu tren. Esta es la segunda estación.

Tal como llegó, desaparece. Mis ojos le siguen dejando en mi boca el sabor dulce de un tatuaje en su cuello. Durante dos estaciones consiguió desviarme del doloroso sendero por el que camino últimamente.

Viaje de vuelta

De nuevo en un vagón medio vacío, pero ahora me llega la luz desde todos los puntos a mi alrededor. Unos ojos como el cielo tantean de hito en hito en mi dirección. Sale a flote mi ternura y mis ojos vuelven a ser verdes. Se revuelve esperanzado. Busca, busca…un letrero luminoso con el destino del tren es su tabla de salvación.

- ¿este tren no va a Madrid?
- Claro que sí
- Ah, como pone Tres Olivos….
- Si, pero allí tiene que coger otro tren en el mismo andén que le llevará a Madrid
- Ya…como en Puerta de Arganda…supongo que habrá que pagar otro billete para poder pasar de uno a otro…no saben lo que hacer para sacar dinero…te recorres todo Madrid con un solo billete y para tres estaciones más te cobran lo mismo…. Yo es que viajo gratis (ya tiene en la mano el carnet de jubilado para mostrármelo)….me doy unas vueltas….y me llamo Manuel

Resulta que tuvo una novia una vez en Alcobendas y viajaba para ver como estaba todo después de tanto tiempo.

- Usted me recuerda mucho a ella….su sonrisa…
- Gracias, eso me halaga

Me cuenta, en tres estaciones su vida. Está feliz. Yo le escucho, me piropea, me hace reir, me acompaña.

- Mi estación.
- Ah, ¿es aquí donde nos bajamos? (me preguntan sus ojos ahora vidriosos)
- No, Tres Olivos está más lejos. No se olvide de bajar y cambiar de tren.
- Vaya…

Me obsequia con una sonrisa y la margarita que lleva en el bolsillo superior de su chaqueta. Su cuerpo se encoge en el asiento y vuelve a sumirse en sus silenciosos recuerdos.

****************

Tres soledades vuelven a su sitio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Largo el recorrido de y a Tres Olivos. Tengo que comprar gambas nuevas, deje en la nevera el chablis o reponga, que beberemos y comeremos.