miércoles, 26 de noviembre de 2008

Violinista azul (Marc Chagal)



Aquí, tirada en mi cama sin hacer nada desde que he llegado de trabajar. Estoy cansada de ocuparme constantemente en cosas para no pensar: trabajo, trabajo y trabajo; limpio, limpio y limpio; llamo por teléfono a toda mi agenda aunque a la mitad no la escuche y la otra mitad no pueda hablar conmigo porque también están ocupados en ocuparse para no pensar. Pero hoy he decidido estar con mis pensamientos y dejar que campen a sus anchas. El caso es que ya me aburren, por reiterativos. Así que he empezado a pensar con los pensamientos de los demás.

Con los de mi amiga M (mi hermana-menor-adoptiva) la cabeza se me llena de deseos incontrolados de emociones fuertes, riesgo casi suicida, de pasiones imposibles, de un libio con tres mujeres y barba de chivo que va a comprar el mundo para mi y al que le van haciendo una reverencia por cada metro cuadrado que pisa. Pienso, con sus pensamientos, que me quiere llevar allí para presentarme a un primo de Gaddafi, primo del barba-chivo también y de otros chiquicientos mil chivos fundamentalistas. El caso es que tengo claustrofobia y no creo que aguantase mucho dentro de un burka por muchos diamantes que lleve incrustados.

Intento pensar en ti al estilo de mi hermana-menor-adoptiva y nos veo gastándonos nuestros sueldos mileuristas en una sola noche de orgía y desenfreno en el hotel más caro del mundo. Pero como tú no tienes una barba-chivo, ni te hacen reverencias, acabaríamos endeudados de por vida, huyendo de la policía en un BMW robado al aparcacoches. Entonces dejo de pensar por ella y pienso por mí misma que no tendrás una barba-chivo, pero que la tuya adquiere un precioso color naranja bajo los focos del escenario.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La Historia del principe de bekelair

Insignificante ,muusulman y moro
pero es tan grande en su interior que me hace temblar sin tocarme y mirando a sus ojos puedo ver todas las dunas y el cielo del sahara,nuestra realidad no es la que vemos es la que no qeremos ver,salta ya es hora somos soñadores en un bosque sin final y por ello tenemos esa ansiedad que no sacia mas que con un toque de algo especial .No pares sigue buscando.M,Malika para mi principe.

Armando dijo...

Russel decía que es imprescindible pensar y pensar sobre los asuntos que nos quitan el sueño o que nos obligan a ocuparnos para no pensarlos. El caso es que así, decía, llega un momento en que se tiene tal saturación de pensar en ellos que, si no se le encuentra la solución, dejan de convertirse en un tormento.

Aunque meterse en los zapatos de otro tampoco es mala idea...

princesa del vértigo dijo...

Malika, tú eres la parte aventurera, apasionada y explosiva de mis pensamientos. Controla un poco tu ansiedad y no te me pierdas. Te quiero preciosa.

Armando. De Russell también: el hombre prudente sólo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto. Cuando no, piensa en otra cosa.

El caso es que ni siquiera acierto en las otras cosas que pienso, porque siempre salgo de algo difícil y tormentoso para meterme en otra cosa más imposible todavía. El pensar con los pensamientos de los demás te da otra visión que, siempre que sepas elegir al sujeto adecuado, puede relativizar mucho tus paranoias y deseos caprichosos. No sé porqué siempre me has transmitido serenidad y prudencia. Quizá estaría bien que me prestases un día tus pensamientos a ver qué tal se me da.

Os beso a los dos, como más os guste.

Anónimo dijo...

Comprendo, dulcísima princesa V, que estés cansada de trabajar; trabajar es insano (e impropio de una tan hermosa princesa, dicho sea de paso); no te preocupes, ya todo va a cambiar: el nuevo clima que se avecina nos traerá un diluvio de sueldos, podrás pasar del jeque maleante e invitar a todos los moros pobres que en el mundo somos.

Me ha gustado mucho la música azul del violinista, me ha llevado a la cama do tú, tirada con tus -y de otros- mullidos pensamientos, viajas tan lejos, yo queriendo seguirte, como tortuga que ve a Aquiles dar vueltas y vueltas sin nunca llegar a la meta (porque nadie ha escrito un rótulo con su nombre). Y yo tan contenta, porque la carrera la ganará el último en entrar en la meta (que no existe je je).

Te quiero tanto...