martes, 17 de febrero de 2009



Un guepardo encapuchado atraviesa mi retina a la velocidad de la luz. Me acecha mimetizado en su capucha. Lo acecho mimetizada entre las sábanas. Somos nuestros mutuos centros del universo. La hermosa capucha carnívora lo engulle a traición. Me desertiza.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy, uy, esas orquídeas.

Anoche estuve en un bar que creo recordará. Nada serio, alguien que quería proponerme un negocio y no conversación. Y, claro, me acordé de su alteza. Que sí tiene conversación.

Armando dijo...

No sé por qué me lo olía...

Y llegar aquí, y encontrarse con la posibilidad de robar orquídeas; y encontrar el rastro de el siempre añorado agente Smith... reverencias ante su alteza y un cordial saludo al visir.

Seguro que lo conocen pero es lo primero que me ha venido a la cabeza al leer sus dos últimas entradas...

Anónimo dijo...

Muy emotivo: pero el agente Smith es otro.

Armando dijo...

Sí, sí. Lo sé.

Me salió así, ya disculpará al alquimista impaciente.

princesa del vértigo dijo...

Mi querido Berlin, por supuesto que recuerdo el bar y las gambas y su boca y su olor a sábanas limpias...y mi sosería :-p

Armando, robe cuantas necesite para satisfacer su deseo de apasionarse. El video...digamos que mi caso no ha sido tan sangriento, aunque sí me ha dejado completamente vacía. Quizá me dedique a robar orquídeas con usted.

Un gran placer tenerles a los dos por aquí, mis caballeros andantes.

Besos apasionados.